Del crecimiento canceroso del coaching y otras cosas
por Eugenio Moliní
Estoy dándole los últimos toques al diseño del taller que voy a impartir este fin de semana en el Centre Gestalt de Valencia que dirige Ximo Tárrega. Ximo quiere que los alumnos del último año de su formación en Terapia Gestalt conozcan el trabajo de profesionales que estemos trabajando con un enfoque Gestalt en otros campos que la terapia individual y grupal. Me ha traído a su escuela para que comparta con los alumnos mi trabajo en Desarrollo de Organizaciones y Sistemas con enfoque Gestalt – Sistémico.
Preparando el taller reconecto con allas razones que a mediados de los 90 me llevaron a abandonar definitivamente mi profesión original de psicoterapeuta y reciclarme como consultor. Recordar este período de mi carrera me hace pensar en algunos fenómenos que veo en el mercado actual de la consultoría y el coaching que me ponen los pelos de punta.
Antes de entra en la diatriba que a continuación perpetro quiero dejar claro que lo que escribo son observaciones de tendencias generales en el mercado, no observaciones dirigidas a nadie en concreto. Conozco a muchísimos profesionales que hacen un trabajo fantástico en estos nichos de nadie y que por lo tanto son de todos.
– El coaching nació cuando la conciencia de que el directivo y la organización en la que trabaja forman un todo, caló suficientemente en el mercado y se abrió un nuevo nicho profesional. Para ocupar este nicho se necesitaba una nueva actividad profesional (algunos dirían que profesión) que tuviese un pie en el mundo duro de la gestión y otro en el mundo blando de la psicología. Tras muchas vueltas y revueltas acabó generalizándose en los 90 el término de coaching. Desde siempre ha habido un tira y afloja entre los que se acercaban a la práctica del coaching desde la gestión empresarial y los que lo hacían desde la psicología. Pero siempre ha habido un consenso en que se trataba de una actividad enfocada a ayudar, desde una perspectiva holística, a la persona a conseguir sus objetivos profesionales. Pero el coaching ha cobrado hoy en día un crecimiento que asemeja al de un cáncer, ocupando espacios profesionales en los que no tiene nada que hacer ni aporta nada nuevo aparte de amateurismo. Un ejemplo es el del «life coaching», que tan de moda está ahora, que a mi modo de ver no es más que un sucedáneo de la psicoterapia enmascarada como coaching.
– cada vez más psicoterapeutas que dicen dedicarse a la consultoría en organizaciones. A lo que en realidad se dedican es a hacer terapia descafeinada «in house». La orientación terapéutica de éstos es variada: PNL, Sistémica, Gestalt, Cognitiva, Conductual, … Independientemente de la escuela terapéutica, acostumbran a intervenir en las organizaciones animando a las personas a ser más abiertas en su comunicación, más auténticas y más espontáneas, incluso en los casos en los que la cultura organizacional y las estructuras de poder sean directamente peligrosas para las personas que muestren el menor atisbo de vulnerabilidad. Por suerte, las personas en las organizaciones han aprendido a defenderse de este tipo de intervenciones banalizándolas y convirtiéndolas en juegos. En los casos en los que algún despistado se crea las exhortaciones de los terapeutas metidos a consultores y sea más auténtico de lo que la cultura organizacional soporte, las consecuencias son cuando menos dolorosas para la persona, y más a menudo hacen insostenible la posición del incauto en la empresa.
– listillos que sin ningún tipo de vocación (pueden ser profesores de escuela de negocio, ex-managers que dicen haber visto la luz, coaches, psicoterapeutas, o nada de nada) se lanzan la búsqueda de ideas de negocio en el lucrativo mercado de la consultoría y la formación, invaden el mercado con promesas como «haga a sus empleados felices y verá cómo la productividad aumenta». Sus propuestas del tipo talleres de «movimiento armónico», sesiones de contacto con la naturaleza en «outdoor training», entrenamiento en creatividad por medio de ejercicios de «Arterapia», etc. Estas propuestas, a diferencia de las anteriores, son por lo general inofensivas para las personas y las organizaciones. Lo único malo es que, salvo rarísimas excepciones, no añaden ningún valor a la organización que compra esos servicios. Quizás sirvan de premio a los empleados que aprecien ese tipo de regalos. A pesar de ello (¿o quizás por eso?) son servicios que se venden como churros.
Mis mejores, más grandes y más fieles clientes a lo largo de los años me han dicho que los mejores consultores en Desarrollo de Organizaciones y Sistemas eran los que tenían la doble competencia de Psicoterapeutas (que no es lo mismo que ser psicólogo) y de Consultor DOS. Entre coaches metidos a psicoterapeutas, psicoterapeutas metidos a consultores y listillos que arramblan con cualquier cosa que les haga ganar un euro nos están haciendo perder la credibilidad a todos los demás.
No quiero entrar en una guerra de defensa de nichos profesionales en base a intereses corporativistas. En los terrenos en los que nos movemos no existen nichos reservados para ninguna de las profesiones regladas. Por lo tanto tiene todo el mundo derecho a buscarse la vida como pueda. Pero a mí no me gusta un pelo lo que veo.
Espero poder aportar este fin de semana a los alumnos de Terapia Gestalt de Ximo Tárrega algo de conciencia de las diferencias, responsabilidades y tareas de las diferentes profesiones y/o actividades profesionales.
Algunas cosas ciertas, algunas cosas falsamente exageradas y algunas cosas exageradamente falsas.
He conocido casos tan nefastos como los que citas, y algunos que otros farsantes, pero también – como dice Amalio – excelentes profesionales que no corresponden a los cánones. ¿Cánones establecidos por quién en realidad?
Sin embargo me parece una gran confusión asimilar el coaching a alguna forma de psicoterapia, descafeinada o no. Los clientes del coaching no padecen trastornos mentales, y si los padecen, deben ser derivados cuanto antes. El coaching es una forma de acompañamiento al desarrollo, conversaciones estructuradas para ayudar a la persona a lograr determinados objetivos personales o profesionales.
El artículo, lo repito, acierta en varias ocasiones, pero nunca me ha parecido ético querer que paguen justos por pecadores ni que uno defienda su parcela de conocimientos /profesionalidad negando globalmente los / la de los demás.
No son las técnicas que son criticables, sino algunos de las que las mal-utilizan.
Mhc
Michel:
Primero felicitarte por tu blog y su nombre, que es de lo más acertado. Los equipos fractales, … me gusta.
Segundo ¡Las entradas en mi blog dejan tanto sin contar!. Son atisbos, rendijas a toda una realidad basada en mi experiencia, que es única, igual de única que la tuya o la de cualquier otro. El post que comentas tiene sentido en el mundo que configura mi experiencia, no necesariamente en cualquier otro. Mi intención con este blog no es sentar cátedra sino compartir la experiencia mientras se va dando y compartir las conclusiones a las que mi experiencia me va llevando.
La experiencia de otros les puede haber llevado a otras conclusiones y a crear otra realidad. En mi mundo, ninguna de las cosas que he escrito en el post son falsamente exageradas ni exageradamente falsas. Desde la realidad que cada uno se ha creado leerá lo que escribo a su manera. Al no conocer tu realidad no puedo saber lo que en realidad has leído. Pero desde luego que no tengo ni idea de dónde salen algunos de tus comentarios a mi post.
Gracias por tomarte el tiempo de comentar.
Gracias a tí.
Lo bueno de los blogs, es cuando permiten la presentación de varios enfoques, lo que nos enriquece a todos.
Me gusta leer artículos como el tuyo. Dan la oportunidad de intercambiar perspectivas y esto es bueno.
Vale, pues. Que tengas buenas fiestas.
Enhorabuena por este post satírico y censorio contra las costumbres presentes de algunos consultores fatuos que tanto me ha recordado la rebeldía al escribirlo de otro valiente del siglo de oro español, Don Francisco de Quevedo y Villegas, contra los poderosos de su época.
Alberto: en peores compañías podría estar que con Quevedo. 🙂
Eugenio:
Totalmente de acuerdo.
sonia
🙂
Cualquier llamada de alerta viene bien, siempre que no generalicemos de forma injusta. Creo que, como dices, esto del “coaching” puede saturar las entendederas. A veces es un eufemismo, en otras una tomadura de pelo para poder cobrar más la hora, porque ya sabemos que la palabra “coaching” viene acompañada de tarifas más altas porque se le presume unos grados más altos de personalización que la consultoría genérica.
Pero todo esto que criticas se puede extender a la consultoría, a la que dicen que es nuestra profesión, y a lo que nos dedicamos tú y yo. Los “crecimientos cancerosos” se dan en todos los campos que huelen a pasta, y creo que no hay ninguna profesión que escape de esa tendencia porque las modeas traen eso.
Por otra parte, pienso que es difícil etiquetar la formación que deben tener “los mejores consultores”. Tus “mejores, más grandes y más fieles clientes” podrán decir que la combinación de Psicoterapeuta+Consultor DOS es la mezcla idónea, pero yo pienso que la clave está esencialmente en la persona. He visto estupendos consultores que no han estudiado nada de psicoterapia, ni psicología, pero… leen novelas y poesía (y no solo libros de management y/o psicología), son empáticos, humildes, curiosos, abiertos, inclusivos, e intentan combinar competencias de muchas otras disciplinas además de las dos que mencionas, porque también hay muchísimas otras que añaden valor al trabajo de consultor, por ejemplo: antropología, sociología, filosofía, artes, diseño (o mejor, pensamiento-de-diseño), pedagogía, e incluso ingeniería y matemáticas.
Por ejemplo, un consultor que sepa aderezar una buena formación matemática con una clara vocación humanista, puede ser la bomba de bueno… Nuestras competencias, las nuestras, por muy buenos resultados que nos den, no son el modelo óptimo para una profesión. Este mundillo es mucho más complejo que eso, y cabe una gran diversidad de combinaciones de competencias. Al final la conclusión a la que llego es la de siempre: creo, sobre todo, en las personas con nombres y apellidos, en lo que ellas sean capaces de destilar de su formación competencial, pero sobre todo de su forma de ver la vida. Y como bien dices, la vocación genuina es clave para que lo que ofrecen valga la pena. Un saludo 🙂
Amalio, como siempre añades valor con tus comentarios. Lamento únicamente que, una vez más, me haya saltado una descripción del universo del que vengo y en el que hago mis afirmaciones, como siempre mas vehementemente de lo necesario. Este universo al que me refiero, y del que sí puedo hablar, es el de los consultores que provienen del campo de las profesiones «psi» y aledañas. Mis clientes que afirman que los mejores consultores son los que tienen la doble competencia de Psicoterapeutas y Consultores en Desarrollo de Organizaciones y Sistemas no se referían a todo el universo que engloba a todos los consultores de todo tipo y orientación, sino solamentea aquellos que tenían solo una u otro de las dos competencias. El post este lo escribí entrando a enseñar en una formación en psicoterapia, contexto que quizás explique mejor lo que quería decir.
Hay otros universos de consultores sobre los que nunca he querido pronunciarme ya que no los conozco suficientemente. Nunca he querido referirme a los consultores que provienen de otros campos como las TIC, las matemáticas o las escuelas de negocios, que hacen su trabajo incorporando lo que les haga falta para tener en cuenta tanto la tarea como las personas. Éstos tienen todo mi respeto y me encanta trabajar en equipo con ellos ya que añadimos valor desde distintas perspectivas.
Como a menudo hago, doy por sentado que el lector se dará cuenta del universo en el que mis afirmaciones se aplican, lo que a menudo lleva a malentendidos y susceptibilidades heridas.
Para disipar cualquier duda al respecto que te pueda quedar, me encantaría que algún día surgiera la posibilidad de colaborar contigo en algún proyecto para que estas fricciones enriquecedoras por las que a menudo pasamos tú y yo den frutos en la práctica.
100% sensato
100% claro
100% verdad
100% gracias 🙂
Muy buena refelxión si señor 🙂
Un saludo
Gracias. También me han gustado las entradas en tu blog. Cortitas y al grano. Ya me gustaría a mí aprender a escribir tan al grabo como tú. Cordialmente
Como decírtelo… comparto al 100% el contenido de este post.
No me sorprende. Arrieros somos y por el camino nos vamos encontrando … 🙂