Nuevo encargo sobre diversidad cultural

por Eugenio Moliní

Ayer me llamó el responsable de Aprendizaje y Desarrollo Organizacional de una de las empresas de formación y selección de personal más grandes de Escandinavia. Se habían enterado de que voy a hablar el 23/9 en las jornadas sobre Liderazgo de la Diversidad organizadas en Estocolmo por Veckans Affärer y Institutet för Företagsledningen y quiere aprovechar mi viaje para hablar de un proyecto sobre diversidad que van a poner en marcha.

Al final de la conversación telefónica me preguntó si conozco investigaciones científicas sobre la rentabilidad de la diversidad. Esta pregunta la suelen hacer los que, siendo responsables de un cambio organizacional en clave de diversidad, se han econtrado con resistencias que piensan serán vencidas con argumentos racionales de rentabilidad. Mi experiencia desde que empecé a trabajar con estos temas en 1995 es que no hay ningún argumento racional que consiga convencer a los que incorporan la resistencia organizacional al cambio, sea el cambio en clave de diversidad, de transversalidad, de eficacia o de lo que sea. La resistencia se basa en fenómenos irracionales (en mi forma de pensar no hay ingún juicio de valor sobre lo racional y lo irracional) y  ha de ser atendida abriendo espacios en los que las personas se expresen sin que a cada momento se les rebata con argumentos racionales (de rentabilidad o de lo que sea).

Otra cosa es el encuentro entre personas que tienen distintas opiniones sobre la mejor forma de llevar a cabo el cambio. Esto no es resistencia sino debate entre distintas posiciones y preferencias. Ahí si que se pueden buscar argumentos científicos y racionales.

Pero el mundo no está dividido entre los racionals y los irracionales, ni las personas somos unívocamente lo uno o lo otro en cada momento particular. Todas las personas nos regimos por consideraciones e impulsos racionales e irracionales al mismo tiempo, aún en las conversaciones que aparentemente expresamos unívocamente lo uno o lo otro. Por eso es necesario diseñar los procesos de cambio para atender a las emociones y a los argumentos, a lo racional y a lo irracional. De esto hablaré con el cliente potencial el día 22 cuando nos veamos en Estocolmo.

Otro aspecto de lo que hablaré con este cliente potencial es que si existe alguna investigación sobre la rentabilidad de la diversidad, las conclusiones deben de ser extrañas, ya que, al ser la realidad actual culturalmente diversa, lo que han estudiado es si la realidad es rentable. Un estudio así me parecería absurdo. Pero nunca se sabe. Más de una vez me he llevado sorpresas agradables al ver cosas que a priori consideraba absurdas.