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Liderando en Participación Genuina (1): alianzas perversas

Cuando lideras grupos de trabajo te encontrarás tarde o temprano con dos tipos de actitudes grupales que pondrán a prueba tu autoestima y auto-confianza, que es lo mismo que decir que pondrán a prueba tu liderazgo.

Para el razonamiento que sigue es importante tener clara la diferencia que hago entre autoestima y auto-confianza. La auto-estima es el afecto que una persona se tiene a sí misma por ser lo que es. La auto-confianza es la valoración que una persona hace de su capacidad de resolver con éxito las situaciones en las que se va encontrando.

Los grupos dependientes te verán como la persona que les va a decir lo que tienen que hacer para arreglar sus problemas o incluso querrán que los arregles tú. Los síntomas más claros de que estás ante un grupo dependiente son dos:

  1. observando al grupo detectarás comportamientos encaminados a idealizarte, seducirte y obedecerte
  2. observándote a tí mismo te darás cuenta de que tu autoestima y tu auto-confianza están en alza.

Los grupos contra-dependientes te verán como la causa de sus males  o incluso pueden creer que si desapareces éstos se solucionarán. Los síntomas claros de que estás ante en un grupo contra-dependiente son:

  1. observando al grupo detectarás comportamientos encaminados a desafiarte, devaluarte o atacarte.
  2. observándote a tí mismo detectarás que tu autoestima y tu auto-confianza se tambalean.

Tanto un grupo como otro evitan la tarea buscando a un líder al que admirar o atacar. Lamentablemente hay demasiados líderes que sucumben a los cantos de sirena de uno y otro grupo, desarrollando ellos mismos sus actitudes dependientes o contra-dependientes.

El líder dependiente es el que seduce o manipula al grupo buscando en sus reacciones el aumento de la propia autoestima y auto-confianza. Y el contra-dependiente es el que se defiende o incluso preventivamente ataca al grupo para evitar cualquier merma de su autoestima y auto-confianza.

Así se crean alianzas perversas entre grupos y sus líderes, alianzas dedicadas a un juego de suma cero en torno a la autoestima y la confianza de las personas, y cuya única función es evitar la tarea.

La Participación Genuina es un método que rompe estas dinámicas ineficaces e ineficientes ya que está enfocada únicamente a la tarea y  permite a todas las personas responsabilizarse plenamente de sus contribuciones.

La Participación Genuina cubre una serie de necesidades, se sustenta en unos valores y requiere una actitud sobre los que podrás leer en la entrada Principios Generales de la Participación Genuina.

Esta es la primera de una serie de entradas sobre el liderazgo en Participación Genuina. Gracias Julen por la inspiración para hacer series en tu entrada «cinco ideas …

Kairos, Aión y Cronos: dioses de la gestión y el liderazgo

Los antiguos griegos tenían tres dioses del tiempo: Cronos, Aión y Kairos.

Cronos es el dios, representado como un hombre maduro, que devora todo y todos, incluidos sus hijos, para mantener su poder. Es el dios del tiempo secuencial, cronológico que pasa inevitablemente. Es el tiempo «tic-tac» que irreversible y linearmente nos lleva hacia nuestro futuro. Es el dios al que recurrimos cuando ponemos objetivos, hacemos planes de acción y los implementamos. Cuando actuamos bajo los auspicios de Cronos, las acciones pasadas se vuelven obsoletas al alcanzar el objetivo. Entonces Cronos nos exige que pongamos nuevos objetivos, indiferente a si estamos satisfechos con lo alcanzado o no. Mientras tanto, él  «tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic», mide cómo los mortales nos acercamos a la muerte, afanándanos para tener éxito y para controlar los acontecimientos, nuestra vida y las de los demás.

Aión es dios de la eternidad al que no le hace falta devorar nada para ser eterno. Es a la vez niño y anciano. Es el dios generoso y satisfecho que tiene sentido en sí mismo. Es el dios que no contempla los objetivos ni los planes sino que nos invita a la acción que tenga sentido en sí misma. Es el dios que invocaba Machado al escribir «caminante no hay camino, se hace camino al andar» y también Ghandi al decirnos «sé el cambio que quieres para el mundo». Cuando actuamos bajo los auspicios de Aión, estamos satisfechos con el camino que recorremos porque  el objetivo es recorrerlo y cada paso tiene sentido. Es el dios que nos habla a través de nuestra vocación, de la voz interior que nos dice lo que tiene sentido y lo que no.

Kairos es un joven con un mechón de cabello muy largo en la frente pero completamente calvo por detrás. Es el dios caprichoso de la oportunidad que pasa rápidamente, al que sólo se le puede coger por el mechón según viene. Cuando acaba de pasar no se le puede agarrar porque está calvo. Es momento adecuado que, si pillamos, puede cambiar nuestro destino. Es el momento imprevisto «aquí y ahora» en el que la acción adecuada nos llevará en un satiamén a aquel futuro que deseamos.

Kairos ni exige nada ni espera nada de nosotros. Kairos simplemente pasa por nuestro lado y se va. Engañados por Cronos, perseguimos a Kairos intentando atraparle. Y así no le pillamos nunca. Cronos se encarga muy bien de que no nos demos cuenta de que la única forma de atrapar a Kairos es la observación silenciosa y desapasionada de nuestro entorno. Sólo así veremos a Kairos aparecer y podremos atraparle.

Cronos también nos engaña para que no oigamos a voz de Aión. Cronos nos exige continuamente nuevos objetivos, impulsándonos a la acción. En el torbellino de la acción es  imposible crear el espacio de silencio y quietud necesario para oir a Aión hablándonos insistentemente con la voz interior de nuestra vocación.

Invocando a Aión podremos encontrar el silencio necesario para escuchar nuestra vocación y darle así sentido a nuestras acciones en sí mismas y en el momento presente, no sólo en base a los objetivos futuros. Invocando a Kairos podremos vaciarnos de nuestras ideas preconcebidas sobre lo que los acontecimientos significan, y podremos abrirnos a momento fugaz en el que la oportunidad inesperada se abre.

Aunque en esta descripción que he hecho arriba parece que Cronos es el malo de la película, no es así. Cronos es un dios peligroso si se le deja sólo ya que nos impulsa a actuar libres de todo miramiento con tal de alcanzar los objetivos marcados. Si invocamos a los otros dos, Cronos se convierte e un dios productivo y benigno.